Helmut Keim y Jan Koster, dos Ingenieros Forestales titulados de la UACh expertos en manejo de bosque nativo, exponen su visión sobre la situación actual de este recurso en Chile y hacia dónde deberíamos enfocarnos.
El 28 de junio se celebra el Día del Árbol, una ocasión que busca concientizar a la sociedad sobre su importancia y contribución al bienestar ambiental y social. Desde la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile se ha querido presentar una visión crítica de la situación actual del bosque de Chile a través de las opiniones de dos profesionales titulados de esta casa estudios que se destacan en el ámbito. Se trata de Helmut Keim, profesional de Forestal Pitildeo Ltda., y de Jan Koster, presidente de Aprobosque.
“El bosque nativo cobra cada día más importancia”
Para Helmut Keim, el bosque nativo “es el recurso que mejor cumple con las demandas asociadas a los bosques que tiene la humanidad, no siendo por ello excluyente con los bosques artificiales, sino que complementario. Por un lado, a través del manejo forestal sustentable puede aportar a cubrir los crecientes requerimientos de bienes y servicios, que van desde los más concretos como son los productos de madera, muchos de ellos de alta calidad, hasta los más intangibles, como la salud física y mental de sus visitantes, pasando por la biodiversidad, el suelo, el agua y el aire”, afirmó y agregó que además es un gran sumidero de carbono que puede aportar significativamente a la carbono neutralidad del país.
Pero ¿Qué se entiende específicamente por bosque nativo? La ley lo define como un “bosque formado por especies autóctonas, provenientes de generación natural, regeneración natural o plantación bajo dosel con las mismas especies existentes en el área de distribución original, que pueden tener presencia accidental de especies exóticas, distribuidas al azar”. Es decir, es un bosque de origen natural o asistido, formado por especies autóctonas.
Según el profesional, para que éstos puedan cumplir sus funciones se debe recurrir a un manejo forestal sustentable. “En este entendido, el bosque nativo tiene un potencial increíble desde el punto de vista social. Por estar en manos principalmente de pequeños propietarios, pequeñas industrias manufactureras y en las áreas rurales de mayor pobreza es, por naturaleza, el recurso destinado a cambiar el perfil socioeconómico de la población que vive en torno a él”, señaló.
La producción de bosque nativo representa hoy el 1% de los productos industriales madereros y podría llegar alcanzar el 50%, permitiendo, en su opinión, democratizar el sector forestal chileno. Keim se refiere también al ámbito cultural, donde igualmente juega un rol muy importante. “El quiebre en la actividad productiva de los últimos 30 años ha llevado a una pérdida de identidad e historia, migración a la ciudad y el consiguiente envejecimiento de la población rural. Su puesta en valor permitirá revertir estos procesos y reestablecer los lazos con una historia enriquecedora. No hay que olvidar que el bosque nativo construyó Chile hasta entrada la segunda mitad del siglo XX y llenó con calor de hogar tantos corazones en los húmedos inviernos. Bien manejado, seguirá haciéndolo por siempre”, expresó.
La pérdida de sus funciones
El Ingeniero Forestal Jan koster concuerda con Helmut Keim respecto de los beneficios que conlleva un manejo sustentable, profesionalmente planificado y ejecutado y con criterios a largo plazo. Mediante esta técnica -en su opinión- es posible encontrar el balance entre su uso sustentable y la conservación del bosque.
Sin embargo, su visión de la actual situación del bosque en Chile es crítica. “El bosque nativo chileno se encuentra hoy en día en una encrucijada, entre las pretensiones de extrema protección por algunos actores de la sociedad, y por otro lado su realidad, que dista de esto. Me refiero a que hoy el bosque nativo no está cumpliendo con su potencial multifuncional, y tampoco lo estamos cuidando como merece. Aún no entendemos que el hombre necesita del bosque, y el bosque necesita del cuidado del hombre. Los extremos son malos, y mientras discutimos, no hay ni una verdadera protección, ni un aprovechamiento racional”.
La degradación en la que se encuentra el bosque nativo lo afecta en alguna de sus funciones, las que se pueden separar en ambientales, sociales y económicas. La verdadera sustentabilidad está basada en el cumplimiento de las tres. Actualmente, según Jan Koster, esto no se está cumpliendo. “En el caso de la degradación, esos bosques probablemente cumplan gran parte de su función ambiental o ecosistémica, pero no aportan en lo social ni económico. En cambio, si nos hacemos cargo de los bosques y los manejamos profesionalmente, podemos lograr la recuperación de las demás funciones. La gran virtud de nuestros bosques nativos, especialmente los del sur de Chile, es que son capaces de brindar productos y servicios ecosistémicos simultáneamente, sin afectarse mutuamente”, afirmó.
Por otro lado, Helmut Keim señaló que “los indicadores de superficie de manejo de bosque nativo vienen decreciendo hace algunos años, a pesar del gran esfuerzo que realiza el Estado a través de CONAF para lograr revertir esta tendencia. El hecho que disminuyan las superficies bajo manejo significa que los propietarios no usan el bosque nativo para producir bienes madereros y buscan otras alternativas de uso económico. La gran mayoría de los propietarios terminan usándolo para producir forraje a través de ramoneo con el ganado. Esto es como un cáncer para el bosque, una muerte lenta, pero segura”, afirmó. El profesional advirtió que bosques sometidos a este uso no capturan carbono, sino que emiten, se deterioran productivamente en su composición, la biodiversidad, capacidad de protección de suelos y destruyen las cuencas hidrográficas.
Las causas para que esto ocurra son variadas, pero el origen, según el Ingeniero Forestal, está en el modelo de control implementado por el Estado. “Es necesario adecuar las regulaciones a las condiciones actuales de nuestros bosques, aceptar que gran parte de los bosques de vocación productiva están deteriorados y que las puestas en producción de proyectos de tan largo plazo requieren herramientas flexibles, que generen certidumbre, sean costos eficientes y se focalicen en la sustentabilidad”, señaló.
Los cambios que propone son dos: “Por un lado, hemos propuesto un nuevo formato llamado Plan de Manejo Predial. Es una herramienta moderna que combina las potencialidades de los sitios con el tipo de formación vegetacional que lo cubre y garantiza la sustentabilidad a través de los métodos de regeneración. Todo esto, en un ambiente de flexibilidad y largo plazo. Asociado a esto hemos propuesto algunas mejoras en los reglamentos, que resuelven presiones burocráticas insalvables para las condiciones actuales del recurso. En segundo lugar, es necesario buscar soluciones silviculturales prácticas y costo eficientes para recuperar aquellos bosques deteriorados por uso inadecuado a lo largo de muchos años. Para ello hay que adaptar las actuales exigencias de los reglamentos”.
Llamado a la acción
Un llamado a la acción y a informarse realmente para opinar con conocimiento es el mensaje que Jan Koster envía a la comunidad en este día, en espera de que este cambio se vea reflejado en políticas públicas. “Veo con gran sorpresa el actuar de nuestras autoridades, las cuales, en una propuesta por mejorar la institucionalidad representada en el Ministerio de Agricultura, dejan de lado una vez más de lado el sector forestal. No vemos una concordancia entre los compromisos hacia el extranjero y las metas internas respecto a nuestros bosques, con lo que se impulsa en las políticas públicas. Esto es un reflejo de la actitud de la sociedad chilena hacia los bosques, que muchas veces es sólo de retórica y no de verdadero interés. ¡Menos aún de acción! También mucha gente opina desde las ciudades, de forma irresponsable y predicando en favor de la extrema conservación, sin conocer las verdaderas implicancias sociales y el costo que esto significa”.